Nunca he visto a David Foster Wallace en ninguna entrevista ni conferencia ni vídeo. Nada. Conozco de sobras su rostro gracias a la contraportada de sus libros o al puñado de fotos de archivo que se usan siempre, pero nunca le he visto “en acción”. Es probablemente uno de mis autores favoritos, y me doy cuenta ahora de que nunca he oído su voz. He leído su voz, la he disfrutado y/o sufrido (según el día o las ganas), pero nunca he llegado a oírla. Y me surge ahora la duda de hasta qué punto ha sido una decisión consciente; no suelo ponerme a picotear por Youtube sin un objetivo claro, y lo que me extraña precisamente es que nunca haya tenido el deseo o la necesidad de oírle hablar. Ni siquiera tras el suicidio, o mejor, tras comprender poco después del suicidio que aquel escritor al que empezaba a leer con progresivo entusiasmo no iba a escribir ni hablar nunca más.
Ahora que conozco bastante su obra y me apetece adentrarme más en su persona(je), leer alguna biografía o libro de entrevistas, quizás debería ver alguna grabación suya. Pero no sé si me atrevo. No es que tema una sorpresa desagradable o intuya una decepción ni nada de eso. Simplemente, no creo que valga ya la pena. Soy de los que creen que un artista debe expresarse a través de su obra, y lo de conocer al autor es superfluo o cuanto menos complementario, rara vez necesario ni mucho menos imprescindible. Quizá este punto de anti-fetichismo absurdo es lo que me empuja a que, de entrada, me caigan simpáticos artistas discretos (Salinger), escurridizos (Malick) o directamente secretos (Pynchon).
Cuando supe que Jason Segel iba a encarnar en una película al autor de La broma infinita, no supe qué pensar. Me sorprendió su elección y, sinceramente, me temía lo peor. Pero resulta que no sólo The End of the Tour es muy recomendable, sino que Segel ofrece una estupenda y compleja interpretación, lejos del clown bonachón al que nos tenía acostumbrados. No sé si su voz es poco o muy similar a la de David Foster Wallace, ni siquiera sé si ha querido hacer una imitación perfecta o simplemente interpretar a un personaje basado en él. De todos modos, ya no me importa. Para mí, David Foster Wallace va a tener siempre la voz nasal de Jason Segel, esté o no muy alejada de la realidad. Sé cómo es (era) realmente su cara, su pelo, sus gafas, su bandana. Para conocerle realmente, ya tenemos sus libros. No hace falta más.