31 de diciembre de 2011. Como cada año, cenas con tu familia, bebes, bailas, cantas, tomas fotos; una Nochevieja tradicional. Pulsas el disparador de la cámara por enésima vez esa noche para retratar a tu mujer, hija y suegra junto a tu coche. Es, en apariencia, una fotografía mundana e insignificante, sólo un apoyo para una futura memoria olvidadiza. Pero quiere la casualidad o el destino que ésta sea tu última foto y tu última noche de vida: mientras pulsas el disparador de la cámara, tu asesino te dispara y acaba apareciendo en la última fotografía familiar. Al mismo tiempo que acaba con tu vida, entra a formar parte, involuntariamente, de una familia a la que dejarás de pertenecer en pocas horas, cuando los balazos en el pecho acaben por cumplir definitivamente su objetivo y liquiden al político filipino Reynaldo Dagsa.